A 20 años del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. Recuerdos, reflexiones y desafíos

Por Adriana Ruffa, Presidenta de la Fundación SIDOM
 
Veinte años después del “Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento”, parece un momento oportuno para hacer un reconocimiento a quienes, como representantes de nuestro país, tuvieron un rol destacado en aquella asamblea convocada por las Naciones Unidas en el 2002. Al mismo tiempo, revisar los antecedentes de nuestro presente conlleva asumir lo que nos falta y definir prioridades.
 
Fundación SIDOM agradece muy especialmente a la Mg. María Cristina Lombardi, miembro de la delegación argentina acreditada en la Segunda Asamblea Mundial sobre Envejecimiento, el relevamiento histórico elaborado para nuestro boletín de noticias de junio 2022. Este arduo y pormenorizado trabajo nos permite conocer, a través de una de las protagonistas directas, los detalles de lo sucedido en aquel foro de Madrid. A lo largo del documento -de un importante valor histórico- se detallan los antecedentes y documentos internacionales que dieron sustento al Plan de Madrid. Se transcriben, además, los lineamientos políticos dados por el gobierno argentino a la delegación y el mensaje de la Prof. Silvia Gascón a cargo de fundamentar la posición de la Argentina.  
 
La lectura de lo acontecido en aquel entonces, y la conmemoración del 20° aniversario de la Declaración Política y Plan de Acción de Madrid, nos convocan también a la reflexión y a interrogarnos críticamente sobre avances y deudas pendientes. En el 2002 los Estados asumieron compromisos para responder tanto a las oportunidades como a los retos que plantea el envejecimiento de la población en el siglo XXI. Reconocieron que se debía promover el desarrollo para construir una sociedad para todas las edades. ¿Qué pasó en estos años con los compromisos y objetivos que se fijaron los Estados? ¿Cuál fue el grado de cumplimento? ¿Cuánto mejor es la calidad de vida de las personas mayores? ¿En qué medida se ha garantizado el acceso a la salud? ¿A servicios de rehabilitación, de cuidado, a la atención primaria o paliativa? ¿Se ha promovido la participación de las personas mayores en todos los órdenes de la vida? En definitiva, ¿cuánto de aquella Declaración Política y Plan de Acción se tradujo en políticas y programas concretos?
 
Si bien el Plan de Acción de Madrid no es un documento jurídicamente vinculante, por lo que los gobiernos no son responsables de informar sobre sus avances nacionales en su aplicación, la situación en la que se encuentran las personas mayores, particularmente en los países de ingresos medios y bajos, dista mucho de ser satisfactoria, lo que pone en evidencia que el envejecimiento no se ha instalado en las agendas públicas como una prioridad. 
 
Desde el año 2015, Latinoamérica cuenta con la “Convención Interamericana para la protección de los Derechos Humanos de las personas mayores” que sí obliga a los Estados que la ratificaron, como nuestro país, a garantizar el respeto de los derechos humanos de las personas mayores en sociedades inclusivas. Sin embargo, persiste una grave discrepancia entre las normas y su aplicación efectiva por parte de los Estados. Esa distancia puede deberse a múltiples factores, pero es innegable que refleja un compromiso político limitado sobre el envejecimiento y la longevidad. 
 
Por otra parte, a pesar de varias décadas de incansables esfuerzos por parte de organizaciones no gubernamentales como HelpAge International, entre otras, y la voluntad de unos pocos gobiernos comprometidos, falta aún alcanzar un consenso mayoritario para sancionar un instrumento jurídicamente vinculante sobre el envejecimiento en el ámbito de las Naciones Unidas. 
 
Cabe destacar la vigencia de las palabras de la Prof. Silvia Gascón en su discurso de Madrid: “La existencia de una sociedad más justa, con mayor igualdad de oportunidades y mejor capacidad de integración, así como una ciudadanía eficaz en lo económico y en los social, resultan necesarias para lograr una sociedad para todas las edades. Esto constituye además un imperativo ético y una condición necesaria para la paz social y la estabilidad democrática”.
 
Tanto la Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030 que estamos transitando, como el vigésimo aniversario del “Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento”, nos brindan una oportunidad para un análisis reflexivo y una revisión de las acciones y de las omisiones, para que el mundo logre adaptarse a la inédita transición demográfica que vivimos, con plena vigencia de los derechos humanos de las personas mayores. Volvemos a interrogarnos si ahora sí lo lograremos. Reconociendo lo que aún nos falta, podremos hacer realidad una sociedad inclusiva y con equidad para todos.
 
Adriana Ruffa